Referida en un comienzo al personaje que abarca y surca los mares, este término nos remite casi de inmediato a una bastedad e inmensidad azulada en donde dicho personaje obtiene del entorno y de lo más próximo a él, los cielos, la información necesaria para guiarse y llegar o retornar a puerto de manera satisfactoria, sin perderse a él mismo ni a su preciada carga; hoy en día el termino será remitido en nuestro imaginario a aquellos quienes surcan otra gran cantidad de espacio, es decir, el ciberespacio, un modelo virtual que bien podría compararse con los mares, pero que en su bastedad de información ostenta un primer lugar por lo complejo de esta y la cual haría perder hasta el más experto. Otro aspecto es que si bien en el mar podríamos encontrar un gran número de embarcaciones esta cantidad no se compara en nada con los millones de navegantes que surcan este espacio virtual.
El mundo como plato.
A la par de la creación de nuevas tecnologías, el hombre evoluciona en su concepción del mundo, si antes este podía remitirse única y exclusivamente a lo que de este conocía, por esto la importancia de la oralidad en la antigüedad, hoy sin necesidad de moverse de su asiento favorito y bajo la protección de su hogar, él podrá ver el mundo en una pantalla, pero en este vistazo no es lo único que podrá encontrar; con la invención de la cámara cualquier hecho de la vida puede ser llevado ante sus ojos de espectador y, es más, incluso puede ser parte de estos hechos que hoy dan por convertirse en espectáculos. En el pasado un hecho como la elección del presidente de un país lejano y ajeno a nosotros era un espectáculo que solamente importaba o hacia parte de dicho país y cultura esta última aparecía en la propuesta de un espectáculo, pero al moverlo a otras regiones por medios virtuales, saturan al espectador convirtiéndolo en parte de una cultura dada a los espectáculos.
El perfil de la cultura popular emergente.
Referir el mundo en imágenes era la lo más común antes de la existencia de una cultura del espectáculo, hoy podemos ver como la viceversa del asunto influye en las nuevas generaciones, antes posicionábamos una imagen como abstracción del mundo con el fin de categorizarlo y darle una representación más cercana a nosotros, hoy estas imágenes ya estipuladas son moldeadas y estereotipadas como artilugio de identidad en la construcción cultural de los nuevos miembros de la sociedad, por tanto no es raro ver como la publicidad y el mercadeo se centra en este hecho para concretar la finalidad de convertirnos en consumidores, algunas veces de cosas inútiles, esto sumado al esnobismo que cada día practicamos con más ahínco resultan en una pérdida de identidad propia y filiada a nuestra trascendencia histórica para dar paso a un estereotipo general consumista creado por quienes se lucran del querer estar a la vanguardia del cambio mundial, es decir, la juventud guiada por los medios masivos inescrupulosos en su afán de venta.
La potenciación de lo sensorial.
El juego de los medios de comunicación va ceñido a hechos coherentes y más directamente relacionados a la apropiación que hacemos del entorno. Su marketing está basado y dirigido a repercutir en nuestros sentidos, siendo estos los medios de conexión entre la realidad externa y la abstracción que de ella hacemos; mediante una significación concreta damos por sentado lo que se nos presenta, lo cual relega a la conceptualización de lo abstraído a un plano secundario y de menor importancia que relativamente, al tiempo de práctica, se va perdiendo y convirtiendo las mentes de espectadores en lienzos blancos donde el publicista puede imprimir su mensaje. Así pues, la apariencia es lo que vale, al estar tan ligados a un medio masivo como por ejemplo la televisión, prestamos más atención a lo que esta nos muestra y en esa interacción hacemos de la experiencia emitida un hecho verídico y acrítico; el artilugio del medio audiovisual, si bien pudiendo ser direccionado hacia una gran y productiva apropiación del entorno por la ruptura que hace de las barreras, opta más por influenciar las mentes hacia lo vacuo y somero de este.
Es considerable la falta de interés que obtiene el sistema de educación de parte de quienes son mutados por este, es decir, los alumnos quienes sienten la ambigüedad de su proceso y se sienten atrapados por modelos que no les permiten explorar ese nuevo mundo que, en el siglo XXI y a razón de la competitividad industrial, cambia en un parpadeo de una manera abrupta relegándolos a un marco alejado de sus espectativas y de su interés por explorar. Por tanto no es raro ver como el autodidactismo resalta como opuesto a las políticas educativas, siendo este quien permite a los alumnos direccionar su propio aprendizaje hacia el lugar de su conveniencia, ya sea por crecimiento personal o por obtener información, valiosa para ellos y que motiva su espíritu, que la escuela les oculta o les vela o, como en muchos casos, depura; si bien nuestro pasado nos hace quienes somos y de allí su valor en la educación, el hecho de proponer un pasado nos pone de cara a un presente que dista mucho de este y que está inmerso en nuevas tecnologías que la educación y sus ambiguos maestros dejan a un lado junto con el interés de las nuevas generaciones.
La tercera crisis de la escuela.
Con los avances tecnológicos preferidos por las nuevas generaciones en lugar de la figura formadora del docente, se genera nuevamente un desequilibrio en el fundamento de la humanidad, si bien, el paso de la oralidad a lo escrito y de la pluma a la imprenta ocasionarían cierto estrés en aquellas sociedades, la influencia que ejerce el cambio de los libros a los medios audiovisuales es más apabulladora al no existir un ente regulador de la información que dichos medios presentan y de la manera en que lo hacen. El desinterés que se plasma en esta modalidad está referido a omitir la alta concreción de significados, respecto a una sociedad de apariencia, y la veracidad con que estos son tomados por el espectador que en su mayor parte son jóvenes ansiosos por contemplar el mundo, pero no uno difuso y concreto como el que los medios, como la televisión, se han dado en presentar.
Las barreras generacionales que se evidencian en la actualidad son por más remitidas al lugar de mayor confluencia de estas, la escuela. Es allí donde los docentes venidos desde otro ambiente educativo optan por instruir desde su concepción como un acrítico y único medio establecido para educar; limitando y haciendo cada día más extensa esa barrera entre él y el estudiante quien genera, a la par del mundo cambiante, mutaciones que lo posicionan como individuo inteligente moldeable a su entorno. Como ejemplo es posible tomar el léxico de nuestro idioma, es así como las nuevas generaciones, incluso nosotros en algún momento, llegan a sentir la necesidad de mutarlo o quizá moldearlo a la jerga juvenil; si bien hay una estipulación clara que no permite que se pierda el sentido de nuestra significación al referir el mundo, es innegable la necesidad de nuevos términos en un mundo cambiante, así como generar nuevos sinónimos más cortos y adaptables a un medio donde menos es más o en el cual ya casi no hay tiempo para hablar.
El zapping mental: una nueva manera de pensar.
Si bien nuestra cognición es propia y paralela al entorno dado para el desarrollo del individuo, este entorno se consolida hoy en día de la mano de los medios audiovisuales llegando a ser estos quienes lo moldeen a sus fines, así también la cognición del hombre sigue pagando su cuota de paralelismo, pero esta vez en un acelerado proceso que, por estar a la vanguardia de cambios abruptos y esporádicos que este presenta, concreta así una realidad somera, de instantes, una caprichosa interacción donde el humano ya no posee el control de esta ni de sí mismo, su sed de más lo lleva a abarrotarse de información, y aunque siendo el quien elige lo que ve, de esta elección no se hace una depuración de información; cuando, mediante su cognición, el hombre, pudiendo abstraer lo valioso del medio en su interacción con este, prefiere hacer una simultaneidad de todo lo que se le presenta, metafóricamente, será un cántaro con un fondo infinito, pero roto.
La cultura mosaico.
La abstracción que del medio hacemos, en la búsqueda de información, no está dada por una secuencialidad de reglas que nos lleven a un comienzo de esta, desde un medio más complejo, hasta un fin, marcado por un medio más simplista, o viceversa. La información que se muestra en los nuevos medios tecnológicos no está ligada a la ambigua concepción de la escuela, como ejemplo tenemos el caso de los textos escolares los cuales permiten única y exclusivamente el tratamiento de unos cuantos por cada año escolar, lineales entre sí, no permiten referir información por adelantado sin las bases del anterior. Hoy en día la realidad es otra en la búsqueda de nueva información, así pues, al encontrar una traba simplemente desviamos un poco el rumbo para indagar por esta y ya aclarada continuamos con nuestra búsqueda, no se deberá, por tanto, ceñirnos a una linealidad del proceso y, más bien, a razón del mundo moderno plasmamos la información en nuestras mentes a manera de mosaico lo cual permite la recuperación pronta de esta y remitirla a cualquier problema o desequilibrio conceptual.
Despedida al navegante.
Concertar una sintaxis de la cultura del espectáculo sería un proceso muy complejo, precisamente por la bastedad de su terreno, es más, en la búsqueda de un diagnostico tendríamos que mirar los toros desde la barrera pero es evidente que ya sea de manera somera o casi que de culto, hacemos parte de ella; se debe aprender a trabajar de la mano con estas nuevas vicisitudes que nos presenta el medio en la búsqueda de la consolidación de los medios audiovisuales y tecnológicos como puertos equilibrados, destinados a mejorar las sociedades, atacando y eliminando los ejércitos de zombis mediante la depuración de estos medios que si bien son de gran ayuda en la apertura de un solo mundo para todos, también, en manos inescrupulosas resultan en ser la manzana podrida de las generaciones del presente y futuras. La búsqueda se debe centrar ahora en herramientas propias para el control de estos medios, que desde una buena perspectiva serán por igual herramientas de mejoría en la apropiación de saberes y por ende mejoría de las culturas.