lunes, 1 de octubre de 2012

Proposiciones desde Joan Ferrés en “Educar en una cultura del espectáculo”.





La imagen del navegante.
Referida en un comienzo al personaje que abarca y surca los mares, este término nos remite casi de inmediato a una bastedad e inmensidad azulada en donde dicho personaje  obtiene del entorno y de lo más próximo a él, los cielos, la información necesaria para guiarse y llegar o retornar a puerto de manera satisfactoria, sin perderse a él mismo ni a su preciada carga; hoy en día el termino será remitido en nuestro imaginario a aquellos quienes surcan otra gran cantidad de espacio, es decir, el ciberespacio, un modelo virtual que bien podría compararse con los mares, pero que en su bastedad de información ostenta un primer lugar por lo complejo de esta y la cual haría perder hasta el más experto. Otro aspecto es que si bien en el mar podríamos encontrar un gran número de embarcaciones esta cantidad no se compara en nada con los millones de navegantes que surcan este espacio virtual.
El mundo como plato.
A la par de la creación de nuevas tecnologías, el hombre evoluciona en su concepción del mundo, si antes este podía remitirse única y exclusivamente a lo que de este conocía, por esto la importancia de la oralidad en la antigüedad, hoy sin necesidad de moverse de su asiento favorito y bajo la protección de su hogar, él podrá ver el mundo en una pantalla, pero en este vistazo no es lo único que podrá encontrar; con la invención de la cámara cualquier hecho de la vida puede ser llevado ante sus ojos de espectador y, es más, incluso puede ser parte de estos hechos que hoy dan por convertirse en espectáculos. En el pasado un hecho como la elección del presidente de un país lejano y ajeno a nosotros era un espectáculo que solamente importaba o hacia parte de dicho país y cultura esta última aparecía en la propuesta de un espectáculo, pero al moverlo a otras regiones por medios virtuales, saturan al espectador convirtiéndolo en parte de una cultura dada a los espectáculos.
El perfil de la cultura popular emergente.
Referir el mundo en imágenes era la lo más común antes de la existencia de una cultura del espectáculo, hoy podemos ver como la viceversa del asunto influye en las nuevas generaciones, antes posicionábamos una imagen como abstracción del mundo con el fin de categorizarlo y darle una representación más cercana a nosotros, hoy estas imágenes ya estipuladas son moldeadas y estereotipadas como artilugio de identidad en la construcción cultural de los nuevos miembros de la sociedad, por tanto no es raro ver como la publicidad y el mercadeo se centra en este hecho para concretar la finalidad de convertirnos en consumidores, algunas veces de cosas inútiles, esto sumado al esnobismo que cada día practicamos con más ahínco resultan en una pérdida de identidad propia y filiada a nuestra trascendencia histórica para dar paso a un estereotipo general consumista creado por quienes se lucran del querer estar a la vanguardia del cambio mundial, es decir, la juventud guiada por los medios masivos inescrupulosos en su afán de venta.
La potenciación de lo sensorial.
El juego de los medios de comunicación va ceñido a hechos coherentes y más directamente relacionados a la apropiación que hacemos del entorno. Su marketing está basado y dirigido a repercutir en nuestros sentidos, siendo estos los medios de conexión entre la realidad externa y la abstracción que de ella hacemos; mediante una significación concreta damos por sentado lo que se nos presenta, lo cual relega a la conceptualización de lo abstraído a un plano secundario y de menor importancia que relativamente, al tiempo de práctica, se va perdiendo y convirtiendo las mentes de espectadores en lienzos blancos donde el publicista puede imprimir su mensaje. Así pues, la apariencia es lo que vale, al estar tan ligados a un medio masivo como por ejemplo la televisión, prestamos más atención a lo que esta nos muestra y en esa interacción hacemos de la experiencia emitida un hecho verídico y acrítico; el artilugio del medio audiovisual, si bien pudiendo ser direccionado hacia una gran y productiva apropiación del entorno por la ruptura que hace de las barreras, opta más por influenciar las mentes hacia lo vacuo y somero de este.
 El fracaso escolar de triunfadores sociales.
Es considerable la falta de interés que obtiene el sistema de educación de parte de quienes son mutados por este, es decir, los alumnos quienes sienten la ambigüedad de su proceso y se sienten atrapados por modelos que no les permiten explorar ese nuevo mundo que, en el siglo XXI y  a razón de la competitividad industrial, cambia en un parpadeo de una manera abrupta relegándolos a un marco alejado de sus espectativas y de su interés por explorar. Por tanto no es raro ver como el autodidactismo resalta como opuesto a las políticas educativas, siendo este quien permite a los alumnos direccionar su propio aprendizaje hacia el lugar de su conveniencia, ya sea por crecimiento personal o por obtener información, valiosa para ellos y que motiva su espíritu, que la escuela les oculta o les vela o, como en muchos casos, depura; si bien nuestro pasado nos hace quienes somos y de allí su valor en la educación, el hecho de proponer un pasado nos pone de cara a un presente que dista mucho de este y que está inmerso en nuevas tecnologías que la educación y sus ambiguos maestros dejan a un lado junto con el interés de las nuevas generaciones.
La tercera crisis de la escuela.
Con los avances tecnológicos preferidos por las nuevas generaciones en lugar de la figura formadora del docente, se genera nuevamente un desequilibrio en el fundamento de la humanidad, si bien, el paso de la oralidad a lo escrito y de la pluma a la imprenta ocasionarían cierto estrés en aquellas sociedades, la influencia que ejerce el cambio de los libros a los medios audiovisuales es más apabulladora al no existir un ente regulador de la información que dichos medios presentan y de la manera en que lo hacen. El desinterés que se plasma en esta modalidad está referido a omitir la alta concreción de significados, respecto a una sociedad de apariencia, y la veracidad con que estos son tomados por el espectador que en su mayor parte son jóvenes ansiosos por contemplar el mundo, pero no uno difuso y concreto como el que los medios, como la televisión, se han dado en presentar.
 Conexión con las nuevas generaciones.
Las barreras generacionales que se evidencian en la actualidad son por más remitidas al lugar de mayor confluencia de estas, la escuela. Es allí donde los docentes venidos desde otro ambiente educativo optan por instruir desde su concepción como un acrítico y único medio establecido para educar; limitando y haciendo cada día más extensa esa barrera entre él y el estudiante quien genera, a la par del mundo cambiante, mutaciones que lo posicionan como individuo inteligente moldeable a su entorno. Como ejemplo es posible tomar el léxico de nuestro idioma, es así como las nuevas generaciones, incluso nosotros en algún momento, llegan a sentir la necesidad de mutarlo o quizá moldearlo a la jerga juvenil; si bien hay una estipulación clara que no permite que se pierda el sentido de nuestra significación al referir el mundo, es innegable la necesidad de nuevos términos en un mundo cambiante, así como generar nuevos sinónimos más cortos y adaptables a un medio donde menos es más o en el cual ya casi no hay tiempo para hablar.
El zapping mental: una nueva manera de pensar.
Si bien nuestra cognición es propia y paralela al entorno dado para el desarrollo del individuo, este entorno se consolida hoy en día de la mano de los medios audiovisuales llegando a ser estos quienes lo moldeen a sus fines, así también la cognición del hombre sigue pagando su cuota de paralelismo, pero esta vez en un acelerado proceso que, por estar a la vanguardia de cambios abruptos y esporádicos que este presenta, concreta así una realidad somera, de instantes, una caprichosa interacción donde el humano ya no posee el control de esta ni de sí mismo, su sed de más lo lleva a abarrotarse de información, y aunque siendo el quien elige lo que ve, de esta elección no se hace una depuración de información; cuando, mediante su cognición, el hombre, pudiendo abstraer lo valioso del medio en su interacción con este, prefiere hacer una simultaneidad de todo lo que se le presenta, metafóricamente, será un cántaro con un fondo infinito, pero roto. 
La cultura mosaico.
La abstracción que del medio hacemos, en la búsqueda de información, no está dada por una secuencialidad de reglas que nos lleven a un comienzo de esta, desde un medio más complejo, hasta un fin, marcado por un medio más simplista, o viceversa. La información que se muestra en los nuevos medios tecnológicos no está ligada a la ambigua concepción de la escuela, como ejemplo tenemos el caso de los textos escolares los cuales permiten única y exclusivamente el tratamiento de unos cuantos por cada año escolar, lineales entre sí, no permiten referir información por adelantado sin las bases del anterior. Hoy en día la realidad es otra en la búsqueda de nueva información, así pues, al encontrar una traba simplemente desviamos un poco el rumbo para indagar por esta y ya aclarada continuamos con nuestra búsqueda, no se deberá, por tanto, ceñirnos a una linealidad del proceso y, más bien, a razón del mundo moderno plasmamos la información en nuestras mentes a manera de mosaico lo cual permite la recuperación pronta de esta y remitirla a cualquier problema o desequilibrio conceptual.
Despedida al navegante.
Concertar una sintaxis de la cultura del espectáculo sería un proceso muy complejo, precisamente por la bastedad de su terreno, es más, en la búsqueda de un diagnostico tendríamos que mirar los toros desde la barrera pero es evidente que ya sea de manera somera o casi que de culto, hacemos parte de ella; se debe aprender a trabajar de la mano con estas nuevas vicisitudes que nos presenta el medio en la búsqueda de la consolidación de los medios audiovisuales y tecnológicos como puertos equilibrados, destinados a mejorar las sociedades, atacando y eliminando los ejércitos de zombis mediante la depuración de estos medios que si bien son de gran ayuda en la apertura de un solo mundo para todos, también, en manos inescrupulosas resultan en ser la manzana podrida de las generaciones del presente y futuras. La búsqueda se debe centrar ahora en herramientas propias para el control de estos medios, que desde una buena perspectiva serán por igual herramientas de mejoría en la apropiación de saberes y por ende mejoría de las culturas.

martes, 18 de septiembre de 2012

comentario sobre la película "Malena"

Técnicas visuales

Técnicas visuales: Muestreo de técnicas y sus contrarias en forma de dipolo.











































Apreciación e inferencias sobre dos vallas publicitarias


                                            

En esta valla ubicada en la carrera 16 A con calle 14, podemos observar que desde el eje sentido y desde el elemento horizontal no brinda una sensación de equilibrio, vemos una marcada sensación de peso en el área derecha donde se remarca el logotipo de la empresa cervecera “AGUILA”, quizá esta área de tensión y a pesar del eslogan promocionando la feria en la ciudad de Bucaramanga, la atención no se desvía de lo que en realidad se quiere presentar, una bebida alcohólica. Presenta los tres colores base, amarillo, azul y rojo, representativos a su vez de la bandera colombiana y alegóricos al patriotismo del espectador, a su vez, en la imagen también aparece un camino de hormigas representativas de la región santandereana que son las encargadas de transportar el logotipo de la empresa, el sombrero representativo de las ferias también se posiciona sobre este eslogan; si bien la valla es alegórica a la feria, esta genera una mayor tensión y un aguzamiento en la parte inferior derecha donde de manera más marcada ínsita a que la población bumanguesa consuma esta bebida como acompañamiento simbólico de la temporada. Otro aspecto importante, pero ya no tan remarcado es el mensaje de la parte inferior, de advertencia, el cual parece estar desligado a la valla en general debido a sus colores blanco y negro y a una letra más pequeña en comparación a la de la publicidad más concreta, esta es pasada por alto a primera vista y no permite una lectura a no ser que sea detallada con detenimiento por parte del espectador. Por último unos rayos en proyección asemejan una luz en color naranja que recae y recarga aún más el eslogan de la empresa, crean más aguzamiento en esta parte derecha del plano de la valla y como ya dije enmarcan la atención en esta zona. A pesar de contener los tres colores base, sigue siendo, a mi parecer una imagen mal elaborada por no manejar un equilibrio y un contrapeso adecuado.



Por otro lado encontramos esta valla ubicada en la calle 14, sobre la carrera 27 en donde podemos encontrar la particularidad de resaltar el producto por fuera del marco rectangular de la valla haciendo un efecto de 3D,  pero a pesar de esto y respecto a una cantidad equilibrada del color rojo podemos crear una sensación de equilibrio, también vemos como la atención referida al acto de ver, hacia la parte inferior izquierda, es nivelada en contrapeso por el brillo colocado en la parte superior derecha, a mi parecer es una valla bien elaborada en cuanto al manejo de color y equilibrio además ambas zonas de aguzamiento dirigen la tensión hacia el producto que se quiere vender; la proyección no da inestabilidad al anuncio y las letras son comprensibles incluso las de contraindicaciones del medicamento.


jueves, 13 de septiembre de 2012



 Autorretrato desde Dondis A. Dondis

Inferencias en el análisis de un retrato desde D.A. Dondis

Inferencias en el análisis de un retrato desde D.A. Dondis
Los resultados de las decisiones compositivas marcan el propósito y el significado de la declaración visual y tienen fuertes implicaciones sobre lo que recibe el espectador (D.A. Dondis, 2008).
“Patientko” es el nombre de una de las veinticinco fotografías que aparecen en la recopilación de retratos de niños  que ha hecho Smashing Magazine con lo cual  busca mostrar una cara de la pobreza vista desde el rostro de los infantes inmersos en esta cotidianidad tan real y además, en aras de reducir la violencia y el abuso que normalmente se filian a estas condiciones precarias sin importar nacionalidad, creencia o sexo.

Haciendo un acercamiento al sentido de este retrato, se puede ver como el rostro de la niña ocupa más o menos un 75 por ciento de este y el cual se posiciona, en su mayoría, a la izquierda del eje sentido. Al hacer los trazos referentes al constructo horizontal-vertical  se puede hacer la formulación de esta valoración visual, así como también una observación sobre el papel que entra a jugar el cabello de la niña en este sentido, el cabello resulta en ocupar casi la totalidad de la zona derecha respecto al eje sentido, dejando poca sensación de aire para generar así un reajuste a la variación de peso del lado opuesto, es decir, un contrapeso.

Otro hecho respecto del cabello es que sin la presencia de este el rostro se modelaría en un círculo dando la sensación de no tener estabilidad y generando un desequilibrio respecto al eje sentido y la base horizontal. Por tanto, se podría decir que desde este punto de vista habrá un descanso debido a la regularidad y sencillez de la fotografía, es decir, se trata de una forma regular.

¿Qué es lo que más atrae la atención del espectador en el retrato?
De entrada, la fotografía nos conduce a la mirada profunda del infante lograda a partir de la luz del flash o luz condicionada, la cual resalta el brillo natural de las pupilas al interior de unos grandes ojos oscuros; estos ojos conservan una forma circular por lo cual podría decirse que en sí mismos no poseen estabilidad,  generando así, en el espectador, un desequilibrio de emociones en donde sobresale un semblante de sumisión y tristeza combinado con la incertidumbre de lo profundo; es por tanto el área axial del retrato y lo que desborda la emoción del espectador.
Así pues, ese desequilibrio que se presenta en los ojos circulares definidos, seria: un factor desorientador. En otras palabras, es el medio visual más eficaz para crear un efecto en respuesta al propósito del mensaje, efecto que tiene un potencial económico y directo en la transmisión de la información visual (D.A. Dondis, 2008).
De igual manera y haciendo uso del hecho de que el ojo, en el acto de ver, siente una atracción más fuerte por la zona inferior izquierda de cualquier campo visual, es dicha zona la que el fotógrafo utiliza para mostrar un rasgo poco común en las facciones de un niño.

Nótese que lo que se busca mostrar desde esta área, aprovechando la respuesta del espectador al impulso perceptivo inferior-izquierdo, son las cicatrices del rostro, cicatrices que desde mi apreciación reflejan el abandono, el trabajo y el maltrato del que es víctima la niñez.

Volviendo a los ojos como área axial, según mi apreciación, en estos también puede observarse un aguzamiento, si son tomados como dos puntos de referencia, el ojo que se encuentra en la zona izquierda presenta excentricidad respecto a su opuesto, al eje sentido y a la estructura horizontal, aquí se podría decir que el fotógrafo quiere generar sorpresa visual, algo que direccione el sentido y las emociones del espectador hacia esta parte de la fotografía.

Por último, podría afirmarse, si se ponderan los ojos como puntos en la fotografía, que desde el hecho de atracción y agrupamiento los dos puntos luchan en su interacción por atraer la atención, creando declaraciones comparativamente individuales. (D.A. Dondis, 2008). Declaraciones que desde mi apreciación están dirigidas a denotar lo mismo y por tanto cada uno en contraste con el otro resulta en ser una acentuación de su opuesto en la búsqueda de sacar a flote ese significado en común, citado en un comienzo, y que es buscado por el fotógrafo.

En conclusión, el elemento positivo en la fotografía, es decir, lo que domina nuestra mirada como espectadores, ante este retrato, vendría siendo la mirada del infante que parece revelar su alma y posicionar ante un espejo la nuestra y con lo cual casi parece, fusionado al elemento negativo, que nos contara su historia, así logra abstraernos por un momento de la realidad para sumergirnos en la suya. “Patientko” es pues, a mi parecer, una excelente fotografía.
Por: Óscar Iván Rodríguez Calderón

Es que somos muy pobres


Una interpretación del cuento "Es que somos muy pobres" 1953, del autor Juan Rulfo

“La apuración que tienen en mi casa es lo que pueda suceder el día de mañana, ahora que mi hermana Tacha se quedó sin nada. Porque mi papá con muchos trabajos había conseguido a la Serpentina, desde que era una vaquilla, para dársela a mi hermana, con el fin de que ella tuviera un capitalito y no se fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas, las más grandes”.

Crónica de una cometa, “un vuelo de recuerdos”

Crónica de una cometa, “un vuelo de recuerdos”
Llega el mes de agosto, el mes de los vientos y como ejercicio lúdico, para este tiempo, se amerita la elaboración de una cometa. A lo largo de mis agostos he podido ver un gran número de ellas, diferentes formas,  tamaños y colores, pero cuál sería la indicada para este; de un sinnúmero de opciones en diseños y planos que ofrece  la  internet, y no queriendo caer en la monotonía del famoso  asterisco, típico en cada país, decidí depurar de la actividad los modelos más básicos con miras hacia una didáctica más elaborada, la cual terminé hallando en una cometa llamada A- box.
De diseño poco común, esta compleja cometa acarrearía con gran parte de mi tiempo el cual debía dividir entre las labores universitarias, el trabajo y mi vida personal, pero ¿valdría la pena? Después de indagar , hacer una valoración, y emprender una búsqueda de los materiales que requería, debiendo cambiar algunos de estos de carácter muy profesional por materiales más económicos y próximos a mi contexto, comencé con el proceso; las modificaciones estuvieron siempre presentes, por ejemplo, las varas de fibra de vidrio del plano original fueron cambiadas por valso, mucho menos fuerte, pero excelente en economía; el factor tiempo también era apremiante por lo que decidí empezar lo más pronto posible. Lo primero fue elaborar la estructura principal, a la cual tuve que disminuirle las medidas como ya dije por economía, los pegues fueron hechos con silicona y según el diseño original estos debían ser reforzados por una especie de chapa de aluminio, pero indagando encontré una forma más factible, resulta que al envolver las uniones con hilo de costura y luego aplicarles el famoso colbón, obtenía un sedimento resistente, una solución chibchombiana que resultó muy útil para mi cometido.



Después de hacer esto con todas las uniones, obtuve una estructura completa y resistente, lo cual daría paso a la siguiente parte del proceso que resultó en llevarme a dar un paseo por el centro de la ciudad de Bucaramanga; la tela de recubrimiento y la pita para elevar la cometa eran los elementos que ahora debería conseguir. El centro de Bucaramanga es un lugar congestionado por el ruido, los autos, la gente y en varias parte por los malos olores, llevaba mucho tiempo sin ir por allí; caminé por un buen rato recordé calles y anduve sobre pasos ya polvorientos, y así, y como preguntando se llega a roma, di en el clavo y encontré todo lo que necesitaba para seguir con la lúdica.


Pegar la tela a la estructura, aparte de las leves, pero hirientes quemaduras con la silicona, no fue tan complicado como la elaboración de la misma; manipularla y pegarla a la vez conservando los ángulos de inclinación con la otra mano, se tornó algo engorroso  aunque no niego que con cada sesión terminada la emoción por la búsqueda del vuelo se hacía más intensa.
Decidí coger unas puntadas con aguja he hilo para reafirmar la tela a la estructura; pensando en un futuro vuelo, quería que la cometa resistiera, por esto también a la par del diseño original uní en forma de equis, con hilo acerado, el marco de cada uno de los módulos. Cualquier  proceso que me pareciera pertinente para hacerla más resistente no era eximido.




Después de tantas desveladas y de tardes, algunas abrumadoras, en las que avanzaba con pasos cortos, por fin la cometa estaba lista y lo que vendría  ahora sería la prueba de fuego, ¿la cometa podría volar?
 Junto con mis compañeros de asignatura y el profesor Wilson Gómez quien propuso la actividad como taller didáctico, nos encontramos un viernes de agosto, creo que el último, en la cancha de softball de la Universidad Industrial de Santander, allí dimos rienda suelta al juego y al jolgorio de agosto y sus cometas.
Un intento, dos, tres, muchos más y nada, la cometa no voló como esperaba, pero lo cierto es que los vientos no llegaron quizá porque a agosto se le acabaron o tal vez los sopló con fuerza y todos de una sola vez en sus primeros días.  Mi A- box no surcó los cielos, pero se levantó del suelo en un ilusionante movimiento diagonal que me llenó de emoción y en contraste con los gritos de: “corra, corra, suéltele pita”.
A veces, ya de adultos, olvidamos lo que una cometa nos hacía vivir en nuestra niñez, la emoción con la que corríamos, desenredábamos pita y nos quedábamos impresos mirando el cielo hasta que nos dolía el cuello o el sol nos agachaba la mirada. Soltarle pita a nuestra vida, pero para correr dejando atrás las grandes experiencias no tiene sentido, porqué olvidar el juego.
Así pues, recordaré el agosto de 2012 cuando durante toda una tarde jugué con mi cometa y al  final le di su “descanse en paz”, quizá ella también se cansó de mí; allá la dejé en la cesta de la basura. Cometa, misión cumplida.
Gracias a mis compañeros por haber sido colectivos de esta hermosa experiencia, “no volaron las cometas, pero si nuestros infantes recuerdos”.


Por: Óscar Iván Rodríguez Calderón


¡Quéjese con el fabricante!, Una apreciación de la película “el escándalo de Larry Flynt”


¡Quéjese con el fabricante!, Una apreciación de la película “el escándalo de Larry Flynt”
Bajo el argumento de Dios creador, Larry enfrenta al movimiento extremo cristiano. Dios creó a la mujer, entonces qué tiene de malo mostrar su obra tal como la plasmó en el mundo.
Si bien Larry participa de una empresa que se lucra del cuerpo femenino y el deseo que este  genera en los hombres, no será este el hecho del cual hago apreciación en este escrito, el caso acarrea una estructura más profunda en donde se confronta el pensamiento humano basado en un dios liberal que dicta libre albedrio y el pensamiento conservador de quienes se basan en el imaginario de un dios castigador que prohíbe y dicta leyes; irónicamente su obra, como ya dije, es la razón de la disputa, la mujer será pues el eje en torno al cual se genera el escándalo.


 Courtney Michelle Love en "el escandalo de Larry Flynt" 1996

Larry es presentado como vocero del lado liberal, siempre en disputa con su contraparte, y será quien  entrará a jugar parte en el tema de la libre expresión que se filia a la imagen de la mujer. Si bien el designio del ser humano a partir del siglo XVII es dado al individualismo, no sería raro que de entre los millones de mentes individualizadas surgieran algunas que, como requerimiento para conservar su abstracción del mundo, resultase en imponerla a otros quienes, como ovejas, las siguen, de allí esa división en la sociedad, pero entonces hacia dónde confluyen.
En el mundo se han desatado diversas guerras por diversos motivos, se ha dividido y subdividido a las sociedades un gran número de veces y el factor Dios no es ajeno a esto, es más, ha sido una meca del asunto.
Cabe aclarar al posible lector de estas líneas, que aquí presento un punto de vista desde uno de los argumentos planteados en la película, y que ésta no es ajena a otra clase de argumentos que bien pueden ser rastreados a lo largo de ella, como por ejemplo, la misma concepción de la mujer en la sociedad estadounidense en las décadas de los 70 y 80. Este es pues mi punto de vista que surge de mi perspectiva individual y que ante la individualidad del posible lector no será acrítica.
Dios o ideología terrenal
¿Es la ley de Dios maleable en el hombre?, el imaginario de Dios no desaparece en los intereses de cada parte en conflicto; Larry lucha contra el tabú respecto al cuerpo desnudo de la mujer adjudicándole a dios la creación de la belleza reflejada en el cuerpo que nace desnudo sin harapos que lo cubran, siendo así, podría decirse que el hombre es el encargado de transformar la belleza y el arte en obscenidad. Por otra parte los cristianos a pesar de defender la teoría religiosa de la creación optan por vestirla basados en que Dios no estaría de acuerdo con un comportamiento contrario; si bien ambas partes tienen en su haber la razón, donde queda Dios en este conflicto, el imaginario de éste no aparece para refutar o aseverar lo que se plantea, ¿y si el imaginario desapareciera?, así pues, sólo queda el debate en pro o en contra, Larry defendería su trabajo como producto del arte y los cristianos refutarían apelando a lo obsceno del cuerpo humano desnudo.
En un país donde las leyes dictadas por el hombre apoyan el derecho a la libre expresión, lo único que podrá haber será un encuentro de opiniones, que citadas por el personaje de Larry: “son como el culo, todos tienen uno”,  y un absoluto desacuerdo promovido porque la libertad de otro individuo vulnera o da ruptura a la propia, entonces el valor del imaginario de Dios pasaría a un segundo plano, sería más bien un vano artilugio argumentativo de ambas partes quienes, como ya dije, lo hacen maleable a conveniencia propia.
Desde mi punto de vista considero que atacar y convertir en tabú la imagen de la mujer desnuda va más de la mano con la sociedad machista y con la concepción errónea de lo obsceno arraigada en el ser, mismos aspectos que son capaces de generar, a partir de una imagen sanguinaria y bélica, orgullo de un país, nación o estado.
Un soldado norteamericano amenaza con su ametralladora a un civil indefenso durante la Guerra de Vietnam.
 En conclusión “el escándalo de Larry Flynt” puede generar en el cinéfilo un choque desde el aspecto religioso versus la libertad de expresión, si así fuese tomado, pero cabe aclarar que en su apreciación debe ser considerada como ficción, aunque esto no implica que no sea un hecho de la vida cotidiana y, claro está, sin dejar de ser una buena película.

Por: Óscar Iván Rodríguez Calderón

domingo, 15 de julio de 2012

El árbol de achote, la Escuela y el Espantapájaros solidario
Yo andaba como decía mi abuela “encaramao” en un árbol de achote, quería construir en él la casita del árbol con la que todo niño de pueblo llegaba a soñar en aquellos días, un sueño interrumpido por el anuncio de que mis estudios comenzarían esa tarde de 1989, tenía en ese entonces cinco años.
Era el grado kínder, tuve que cursarlo en la escuela para niñas María auxiliadora contigua a la de niños por no haberlo allí, recuerdo los dibujos rellenos de lentejas, los dedos embadurnados de Colbón, los crayones con sabor  a cera de vela, la plastilina casi similar en su sabor y mi primera amiga Susana, una niña amable y bonita quien sería una gran compañía al recorrer aquel nuevo mundo, mi primera profesora se llamó Fanny  y como toda profesora de kínder era muy bonita, con ella aprendí a bailar el bambuco siendo este acto posteriormente presentado en una izada de bandera, un recuerdo borroso de ese día es mi abuelita pintándome la barba con carbón de leña, luego estaba yo arrodillado con un pañuelo en la mano que a la vez era tomado del otro extremo por mi amiga Susana, se había convertido en mi pareja de baile. Este año fue fugas, mucho tiempo después regresé a aquella escuela cuando allí se celebró una exposición fotográfica en homenaje a la ciudad levítica, ya no me pareció tan grande como a mis cinco años aunque  la escuela conservaba los mismos colores, verde y blanco, con los techos de teja de barro, la gruta de la virgen María y el patio trazado por líneas color naranja que más que enmarcar una cancha de baloncesto parecían brochazos desboronados por el tiempo y los zapatos de los infantes. La escuela ya no estaba habitada, fue cerrada no sé cuándo y no sé por qué, tal vez el rumor era cierto, cuando estando terminando la primaria en mi siguiente escuela conocida como la de barones, se dijo que ambas escuelas quedarían integradas,  la verdad no la supe pues terminada la primaria y con el encanto del colegio bachillerato terminé por olvidarme de volver a mi escuela, y al fin cuando opté por hacerlo los niños ya se habían ido de allí también y ahora la primaria se impartía en los colegios.
Pase luego a cursar el grado primero en una nueva escuela el centro docente Francisco Basilio de Benavides este nombre en honor a uno de los fundadores de la encantadora ciudad del clima de seda. La profesora de este año se llamó Nubia, era una pelirroja regordeta y muy rígida por cierto con quien aprendí el significado de que “la letra con sangre entra”. Me enseñó a leer y a escribir con la famosa cartilla Nacho y me posicionó en los primeros pinitos de la suma y la resta, así, sentí sus largas uñas, quizá con esta finalidad, enterrándose en las falangetas de mis deditos que eran convertidos en cifras, siendo cada uno de estos una unidad y entonces “uno más uno más uno igual a… uno, dos, TREEESSSSS” esa operación nunca se me olvidará, menos mal no estuvo cuando aprendí suma de dos cifras.
Centro docente Francisco Basilio de Benavides en la actualidad
El segundo grado fue una mescla de religiosidad y acentuación de la “cartilla nacho”, con ejercicios rutinarios de repetir, repetir y repetir, las planas, los escritos insípidos, y todas las mañanas quince minutos de oración, la profesora Toyita era un alma de dios y siendo su hermano el cura del pueblo, el padre Duarte famoso por sus misas de sanación digno de la devoción de un pueblo que por tradición engendraba curas, de allí le viene lo de ciudad levítica, no era de extrañar la devoción de nuestra profesora. Así transcurriría un largo y fervoroso año en la escuela.
En el tercer grado conocí al señor Miguel de Cervantes Saavedra con su Quijote, para ese año mi profesora se llamó Esperanza y aunque muy rígida, era un tanto más flexible que la del primer grado, de lo que pasó en el aula no recuerdo mucho, pero en cuanto al recreo lo recuerdo casi todo, el juego más popular era “la lleva”, le seguía “el escondite”, los partidos de futbol sin equipos eran todos contra todos y hasta el sabor de la colada recaliente que nos daban con un pan de sal, pero lo que más recuerdo es mi primera pelea, fue con un muchacho de quinto grado, lo llamaban el escorpión pues pertenecía a un equipo de futbol del barrio San Vicentico llamado los escorpiones, quien en un instante me puso de cara contra una pared, pero con no sé qué fuerzas le lancé un puño cerrado en el estómago y quedo ahí tirado a mis pies, esto me hizo fama, pero para que fama si luego fui yo el que vio sus pies de venganza; en la escuela nadie supo de la vendetta del grandulón y entonces seguí siendo para muchos el niño de tercero que le cascó al escorpión, el montador de quinto grado.  
Sitio donde se desarrolló aquella disputa.
Finalizando este año decidimos con tres compañeros: Gonzalo, Rafael y julio, formar una pandilla para defendernos de los más grandes, pero el intento se disolvió cuando Gonzalo y Rafael viajaron para no sé dónde con sus familias y Julio se cambió de escuela, quizá allí en la escuela de las Flores, así  se llamaba, que distaba de la mía, logró conformar su pandilla, los sueños de conformar la mía se fueron con ellos.

Con el fin del año llegó la entrega de boletines y yo ya pretendía el cuarto grado, pero aunque era seguro que sí pasé el año, a pesar de irme algo mal en las matemáticas, mi abuela resultó accediendo al consejo de la mamá de uno de mis compañeros, yo estaba parado al lado de mi abuela cuando aquella inoportuna le dijo: “ es mejor que repita, eso pasar así de mal en matemáticas no es conveniente, mejor que repita”, para asombro mío y de la profesora mi abuela acordó que debía repetir el año, de nuevo tercero. -Qué será de aquella señora hoy en día, quizá su hijo sea un gran matemático-.
Con el nuevo año hubo cambio de  salón, compañeros y profesora, pero a diferencia de la anterior a esta si la recuerdo con gusto se llamó Carmen de Agredo, una señora blanquita ya entrada en años lo más de comprensible y buena genta; todos la queríamos mucho y es la profesora de mi niñez. El salón, porque cada profesor tenía su salón, era más bonito que los demás, estaba lleno de carteleras y murales, los pupitres estaban muy bien pintados y era el único que poseía una pequeña biblioteca que no sobrepasaba los quince libros, -es irónico que esta escuela sin biblioteca sea hoy en día la única biblioteca del pueblo donde la zapa canta y el sapo toca, claro está que con más libros.
Salón donde impartía clases la profesora Carmen de Agredo
Durante todo este año estuve ledo por ganar la amistad de tan jovial dama y al finalizar el año decidí declararla mi amiga para toda la vida, bueno por lo menos durante la suya, hoy le recuerdo con cariño.
Así llegue al cuarto grado, la profesora Leonor Rueda era quien nos daba la bienvenida, conocida de mi abuela por ser vecina de nuestra casa, era una señora muy calmada le gustaba mucho que la clase fuera didáctica, pero otras veces la clase se basaba en extensos y extenuantes dictados o en las famosas escalas de matemática, gracias a dos grandes ventanales en la parte derecha del salón contiguos  a la calle se presentaba el paso de la gente, era un buen distractor en aquellos días.
Por pertenecer al grado cuarto y junto con mis antiguos compañeros que ahora hacían parte del grado quinto cada miércoles en la tarde debíamos rezar el rosario al finalizar las clases, se realizaba de pie y en fila cuidando tomar distancia de los otros compañeros para evitar la compinchería;  al lado de una pequeña gruta dirigía la fervorosa profesora, del segundo grado, Toyita: “Dios te salve María llena eres de gracia…”, y nosotros: “Santa María madre de Dios ruega por nosotros los pecadores…” y así a la par de cada uno de los misterios,  hasta que una  bendición nos daba la libertad para salir al parque que vigila la iglesia de San Joaquín, y así jugar a “la lleva”, el recreo no era suficiente para domar el espíritu de la niñez; recuerdo que llegué a comprar una camándula de neón y la usaba aunque no para llevar el orden de las oraciones sino, a manera de reloj, para contar las pepitas que faltaban para finalizar la solemne ceremonia y así recibir la bendición que nos haría libres: “faltan diez, faltan nueve…”.

Pequeña gruta en torno a la cual se congregaba a los estudiantes el día miércoles para rezar el rosario.

Este también fue el año en que gane el libro que me llevo a desempolvar tan gratos recuerdos que creí olvidados, recuerdo esa tarde en que el autor, amigo o conocido de la profesora, entró al salón para leernos el libro que había escrito, sólo tenía aquel ejemplar en ese momento, mismo que quiso sortear entre los treinta o cuarenta chicuelos que estábamos allí, y fui el afortunado el número ocho me dio el triunfo, hoy en día aún tengo el libro y lo atesoro ya que fue el primero y sumado a esto está el hecho de que lo recibí de manos del mismo autor y firmado por él; la novela infantil se titula “el Espantapájaros solidario” del autor Miguel Ángel Pérez Ordóñez.




Así con estos rápidos brincos de mi memoria llegué al último año de escuela, la profesora se llamó Aminta, tenía un gran lunar negro en la mejilla y su reputación de mal carácter la precedía, constaté después que se trataba de puras habladurías de mis amigos de quinto grado para asustar a los de grados inferiores, resultó en ser una persona amable y muy exigente, ella se encargó de hacer un puente entre la escuela y lo que nos esperaba a futuro. Recuerdo que me hizo ingresar en un concurso de poesía,“rendición de cuentas se llamaba la declamación  y con ella gané el primer lugar, irónicamente el premio fue un juego de escuadras, lo cual no creí propio para tal encuentro literario, en fin, les gusto tanto a las profesoras que termine declamándola en el parque central a la vista de quizá todo el pueblo, recuerdo que ante cualquier festividad toda la población Zapatoca se congregaba en aquel parque, ese día me tembló hasta el tuétano de los huesos, pero todo salió bien, eso pude escuchar en los aplausos del público que nada tenían de tacaño.
Al finalizar aquel año recibí un diploma que daba fe de mi tiempo en la escuela, pero ojalá aquel papel tuviese escrito todos los hermosos momentos que aquí no recuerdo y que huyen de mí al tratar de escribirlos, así, quizá, hoy tendría verdaderamente un gran valor para mí.